martes, 16 de junio de 2015

VII Campeonato de España de Ciclismo para Médicos

El 13 de junio del 2015 se celebraba el VII Campeonato de España de Ciclismo para Médicos Colegiados. Era mi primera participación en una competición de ciclismo.

Dicha competición se celebraba en Ciudad Real, con un perfil a priori, muy asequible para mi estado de forma. No obstante mi espíritu competitivo había generado en mi una situación de estrés contenido, que me generaba dudas. Desconocía el nivel de los participantes, del número de los mismos,... Unos cuatro madrileños nos juntábamos y cambiábamos impresiones, experiencias y yo escuchaba atentamente. Rafa Baena y Juan Carlos Gamboa nos aleccionaban sobre experiencias anteriores.


A las 10:30 de la mañana del sábado día 13 partíamos un grupo de unos 100 médicos llegados de toda España, para completar un recorrido castellano lleno de historia, con sabor a vino, con olor a queso, claro manchego. 
Salíamos de la ciudad y la bandera del coche del juez de la federación bajaba estrepitosamente. La carrera comenzaba y compañeros empezaban a tirar fuerte del pelotón. Yo intentaba ponerme en la parte delantera, entre los 20 primeros, no quería quedarme cortado tan pronto. Comenzaban a sonar cambios, los ruidos de las ruedas de perfil,... había cruces de miradas, quizás con intenciones, pero todos concentrados en el asfalto.
Los primeros 10 km habían sido muy rápidos, no me había dado tiempo a ser consciente del tiempo transcurrido. Íbamos a trompicones, alguno intentaba marcharse y eso generaba acelerones, lo que provocaba que alguno se fuera descolgando del pelotón, pero no, no quería mirar atrás, me interesaba lo que sucedía por delante. Iba nervioso pero concentrado, agusto en cabeza de pelotón, tenía siempre a a vista a los dos favoritos y a 3-4 de mi grupo de edad pra que no se me fueran. Miraba el pulsómetro y estaba controlado, las piernas funcionaban, respondían perfectamente a los ataques de los compañeros, sin quejarse, sin dolor, rápidamente. 
Llegaba el kilómetro 20, y el grupo se había reducido con las primeras subidas. Yo iba bien y en un momento los dos favoritos se escaparon y yo a lo mío, en el grupo controlando a los tres de mi grupo de edad que tenía siempre a la vista y una o dos pedaladas. Empezaba a gestionarse la carrera de verdad, con más repechos que en ocasiones me obligaba a levantarme de la bici y a bailar con ella, pero no forzaba, no quería forzar no quería ir a trompicones. Por el km 30 nos habían avisado de un par de curvas que eran cerradas y habían marcado como peligrosas. Al acercarnos a ese descenso con esas curvas decidí distanciarme del grupo dejar que bajáramos un poco separados, no quería caerme. Al terminar de bajar y con el grupo a 20-30 metros decido coger un gel y al tomármelo me doy cuenta que el grupo se me va a unos 100 metros. Brazos abajo del manillar, cabeza baja y a dar pedales, no se me podían escapar. La realidad era que intentaba ir fuerte, tenía piernas, pero el aire en contra y que el grupo también iba fuerte, hacia que redujera la diferencia pero después de una curva de un repecho, veía como se me iban nuevamente. 
No me puse nervioso y ya sabía que sería así hasta la meta. Había perdido mi oportunidad de optar a podium de mi categoría de edad. Cuando llevaba 8 km más o menos, vi que un compañero de mi grupo de edad (Fernando) se paraba por un percance en la cadena, tenía el grupo cerca y eso me hizo acelerar, podía casi sentirles y en un momento el compañero y yo conseguimos coger al grupo. Pero no fue suficiente, les habíamos cogido justo en el inicio de una subida y a mitad, tras un latigazo, me descolgué, no podía seguirles, ahora no tenía piernas, lo intenté, pero no podía. Estaba pagando los 10 km que me había metido persiguiendo al grupo. Vi como Fernando también se descolgaba y en una zona llana le cogí, y le adelanté. le saqué unos 100 metros. Ahora iba fuerte, pero llegó otro repecho y dejaba de ver al grupo, se me iban, a falta de 20 km se me iban, por lo que decidí esperar a Fernando y a ver si entre los dos conseguiamos llegar nuevamente. Empezamos a dar relevos, pero se nos habían ido demasiado. Ahora sólo pensaba en que Fernando no se me fuera. En cada relevo le observaba, le miraba la cara, miraba su cadencia de pedaleo, escuchaba su respiración, miraba su postura en la bici y todo me hacía pensar que iba algo más justo que yo. Efectivamente en un relevo mío, apreté progresivamente para valorar y vi como Fernando se quedaba y entonces decidí ir a tope, sólo me quedaban unos 7 km, podía aguantar ese ritmo. No sólo veía como Fernando se me perdía, también observé como el grupo se fraccionaba y quería intentar coger a uno que cada vez veía más cerca.

Finalmente entré en meta, satisfecho, contento con mi carrera a pesar de cometer dos errores. Un error y el primero, ir con dos bidones y el segundo no bajar con el grupo.

El esfuerzo tuvo su recompensa: Me lo pasé genial, conocí a gente magnífica, desfruté de un gran día y además me dieron una medalla de bronce por quedar en tercer lugar de mi grupo de edad.
Al año que viene, nuevo campeonato, nuevo recorrido,... mejor entrenado y más motivado.



Juan Carlos, Yo, Rafa y Arturo

Gracias a todos los que me habéis apoyado y en especial a Marta Alegre, que siempre está conmigo y sufre más que disfruta.

Gracias a Victory, a Skechers, a bicis BRT a Orgonon (Silicio Orgánico) y a la tienda Chapinal que siempre me pone la bici a punto, a Soluciones Deportivas por tener siempre mi Polar a punto y a mi preparadora, María José de SportSalud (aunque no siempre le hago caso y tiene mucha paciencia)

Y gracias a Rafa, Juan Carlos y Arturo, por compartir esta experiencia.

Pero a quien más quiero agradecer es a quien me anima, me acompaña, me lleva, me espera, me aguanta y lo más importante ME QUIERE. Marta sin ti no sería posible y no hubiera disfrutado igual. Mil gracias.



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